Hay instructores que enseñan ejercicios, y luego está ella: una guía que transforma cada clase en una experiencia única y sanadora. Quienes asisten con regularidad a sus sesiones de pilates lo saben bien: nunca hay una clase igual a la anterior. Y eso no es casualidad.
Cada encuentro comienza con una pregunta que ya nos saca una sonrisa:
“¿Cómo estáis? ¿Estupendamente bien?”